En 2010, mientras Kheston Walkins estudiaba para obtener su título universitario en neurociencia médica, descubrió una pasión por el diseño gráfico. Decidió lanzar su propia empresa, pero fue desalentado por amigos que no entendían porque tomaba ese riesgo.
“A la mayoría de la gente en Trinidad no le gusta correr riesgos, quiere el menor riesgo que obtenga la ganancia más grande”, explicó. Pero Walkins no era de esa manera. “No me importa tomar un riesgo calculado, porque lo considero como un proceso de aprendizaje”.
Walkings demostró a sus amigos que estaban equivocados al lanzar Raiora Data Services(Servicio de Datos Raiora), una empresa dedicada a la publicación y mercadeo digital. Ubicada en su pueblo natal de Chaguanas, la compañía ofrece servicios de diseño, videografía e idiomas en Trinidad y Tobago.
Walkins espera eventualmente vincularse con la tecnología médica. A sus 28 años de edad, está buscando financiamiento para un proyecto denominado Communicare, una aplicación que comenzó a desarrollar en 2011 luego que un conocido falleciera por las complicaciones de un derrame cerebral.
Communicare está todavía en proceso de desarrollo, pero el plan para la aplicación es que utilice la tecnología para rastrear la mirada del ojo, que ayuda a los pacientes con deficiencias en el habla debido a un derrame o una lesión cerebral comunicar sus necesidades. Walkins espera que sus pacientes simplemente puedan mirar diferentes opciones en la pantalla de una computadora para indicar si quieren comer o beber algo, tomarse un baño o pedir cualquier otro tipo de ayuda.
Walkins dijo que el lanzar sus empresas le enseñó la importancia de hacer contactos.
Hacer que en Trinidad y Tobago un producto sea conocido depende de “a quién uno conoce y quién conoce a uno”, expresó. Su participación en el programa piloto Iniciativa Jóvenes Líderes de las Américas (YLAI) le ayudó a conectarse con otros jóvenes emprendedores de América Latina y el Caribe, incluyendo a uno de Ecuador que está aportando la plataforma de comunicación para Communicare.
Lograr que la gente comparta su producto, o crear lo que el denomina “moneda social”, es otra de las lecciones que aprendió. Esto es cuando la aplicación o servicio, no solamente afecta la manera en que la gente piensa, sino que también mejora su vida y “las alienta a compartir con otros [el producto de uno]”, dijo. “Una vez que uno logra que la gente lo comparta, entonces el negocio crece exponencialmente”.
Walkins espera seguir estableciendo puentes con otros emprendedores de la región. “Necesitamos seguir adelante, en un tren diseñado por nosotros mismos”, dijo Watkins. “Nosotros tenemos bastantes cosas en común, y podemos avanzar juntos”.